Siempre
estuve loco, ahora lo decido. Y sí, no es que simplemente me doy cuenta sino
que lo decido.
Decido haber
nacido en un verano en el que crecían camelias, decido no haber usado nunca
pulseritas de amistad fugaz, decido no haberme asustado nunca en la oscuridad,
decido no haberme embriagado entre sonidos secos y compañeros de momentos.
Hoy,
con lunas a mis espaldas cambio mi ruta. Miro hacia el frente mientras cambio
mi pasado.
Hoy decido
haber usado el vuelo de los colibríes como ventilador, decido no haber comido
caramelos robados al medico, decido no haber corrido atrás de un colectivo por
no haber tenido otra opción, decido no haber probado los jugos del estrés y los
nervios.
Algunos
dicen que la locura simplemente es la cordura elevada a su máximo exponente,
otros dicen que es una enfermedad. Yo digo que es un papel que se rasga de
doler mientras una historia es escrita.
Hoy he
decidido que nunca respire los aires de la ciudad, que de las sierras siempre
llego suavemente a mi, metiéndose en mis poros y ahogándome en pigmentos de
pastos y arboles hasta donde la vista alcanza. Decido no haberme hundido en los
mares turbios del amor para luego notarme solo en una diminuta bañera que
revienta sus paredes de porcelana y deja que mis penas se suban a barquitos
transparentes en un éxodo de mis ojos hasta mi pera.
El camino
se hace cada vez mas sinuoso allí detrás y no importa. El pasado lo decido yo
ahora.
Decido.
Decido que nunca un hombre o una mujer me ha intentado tocar por el simple
hecho de tocarme ni que lo contrario pudo haber pasado en noches de alcohol y
de las otras, que no son abundantes pero son memorables. Decido que, habiendo
soltado palabras de odio o de amor (que en un momento llegan a ser lo mismo), nunca me he arrepentido de gritar al aire
palabra alguna. Decido, en cambio, haber gritado por el puro placer de gritar y
que mi pesar ha escapado de mis cuerdas vocales y se ha perdido en las nubes.
Decido que
he llorado, que he reido, que he rodado sin parar en bajadas empinadas, que he
tenido sueños e ilusiones.
Pero decido,
sobre todo decido, que siempre estuve loco.